Altas capacidades y escuela inclusiva

En la escuela inclusiva el centro debe dar una respuesta educativa a toda la diversidad de necesidades educativas que presente su alumnado. Reconoce el derecho de ser diferente y asume que lo normal es que los seres humanos seamos diferentes unos a otros en distintas características personales. Por lo tanto, la escuela inclusiva acoge la diversidad general sin que existan motivos de discriminación entre los distintos tipos de necesidades educativas de su alumnado. Pretende eliminar barreras que impidan la participación por razones físicas, mentales, sociales… Quiere eliminar la segregación en el ámbito educativo y considerar la heterogeneidad como un valor.

 

Siempre que pensamos en niños con necesidades educativas especiales, instintivamente pensamos en personas que tienes alguna deficiencia o hándicap que le impiden seguir el ritmo “normal” del resto de la clase y nos olvidamos de aquellas personas que están por encima del coeficiente intelectual habitual de la población, los niños con altas capacidades intelectuales.

 

Las necesidades del alumnado con altas capacidades deben ser detectadas y atendidas, del mismo modo que las de cualquier otro alumno con necesidades educativas especiales, ya que a veces se cae en el error de de pensar que debido a su alto coeficiente  intelectual, no es necesario enseñar al alumnado o prestarle una atención educativa especializada, provocando que muchos se aburran y cambien su actitud ante el aprendizaje, desaprovechando su potencial. También se debe ayudar en la formación/información de las familias para contribuir a la educación que más beneficie al alumnado.

 

Para ello la escuela inclusiva, aparte  de suprimir barreras que impidan la participación de todos sus miembros, debe ofrecer al alumnado situaciones y oportunidades para que desarrolle al máximo su potencial y talento y se desarrolle social  y emocionalmente. Requiere gran esfuerzo y colaboración entre todos los participantes de la comunidad educativa y de los responsables de la educación, profesores, alumnos, centros, familias, administraciones… ya que supone un cambio en el modo de actuar y de aprovechar al máximo los recursos educativos a favor del desarrollo y bienestar del alumnado.